Hidalgo County
Dos veteranos del ejército unionista yacen en este cementerio, el sargento Ignacio Zamora y el cabo José María Loya. Zamora se enlistó en la compañía de la Caballería de Texas, Segundo Regimiento, en 1864 en Brownsville, mientras que el cabo Loya se enroló en el cuerpo de Exploradores Partisanos Independientes, también de la Caballería de Texas, en 1863. Ambos eran descendientes de familias españolas de la época colonial, quienes fundaran el asentamiento denominado «Peñitas» a mediados del siglo XVIII. El lugar, por aquel entonces y al igual que la totalidad de Texas, era parte de la Nueva España, y después de 1821, pertenecía a la República de México. Tras el fin de la Guerra Méxicoestadounidense, o Guerra de Intervención, el gobierno mexicano se vio obligado a reconocer el Río Grande como frontera internacional, y las personas de origen mexicano establecidas al norte de la divisoria con frecuencia fueron víctimas de la violencia y de la apropiación de terrenos. Esto pudiera haberles incitado a enlistarse en el ejército unionista, quizás como represalia contra sus vecinos confederados. Muchas personas acudieron de manera voluntaria hasta Brownsville para incorporarse a los regimientos locales, tales como el Segundo de la Caballería de Texas, por miedo de ser proscritos y exiliados a lugares lejanos. Debe señalarse también que se ofreció una compensación en efectivo a los que se enlistaran en las filas unionistas, lo que resultó atractivo para algunos vaqueros locales que no sólo se oponían a la esclavitud, sino que en calidad de rancheros y agricultores se enfrentaban desde el final de la Guerra de Intervención a la pérdida de propiedades de tierras familiares heredadas desde las concesiones coloniales.
Ciudad de Hidalgo (Originario: Edinburgh)
En la década de 1850, este asentamiento ganadero en la riba del Río Grande se había convertido en un importante punto de tránsito entre Estados Unidos y México. Rebautizada con posterioridad como Edinburgh, poseía unos almacenes mercantiles así como un embarcadero de barcazas y vapores. La localidad se encontraba aproximadamente a medio camino entre el Fuerte Brown y los barracones militares de Ringgold: durante la Guerra de Secesión estadounidense se convirtió en un objetivo estratégico tanto para las fuerzas unionistas como confederadas. Los colonos españoles la fundaron en 1750 y la actual «Hidalgo» se llamó originalmente «La Habitación», siendo parte de una gran «ruta de la sal» que transcurría entre La Sal del Rey y las regiones centrales y norteñas de México. En 1848 los Estados Unidos obligaron a México a renunciar a sus reivindicaciones territoriales sobre los territorios septentrionales y la población pasó a formar parte de los Estados Unidos. Un comerciante llamado John Young abrió allí una tienda en 1852 y, a pesar del nombre y la cultura española y mexicana propias del asentamiento, Young lo rebautizó como «Edinburgo» en honor a su ciudad natal, la capital de Escocia. Con un transbordador que cruzaba el río y un puerto para vapores, Edinburgh creció como población y como enclave militar de importancia. Una carretera militar que unía el Fuerte Brown con los barracones de Ringgold transcurría por las cercanías y, durante la Guerra de Secesión, el pueblo cambió de manos varias veces entre confederados y unionistas. Cuando las fuerzas de la Unión ocuparon Brownsville a finales de 1863, la ruta del algodón hacia México se desvió río arriba hasta Edinburgh y los cargamentos de algodón se dirigieron aún más hacia el oeste, hasta Río Grande City y Laredo. Después de julio de 1864, las tropas confederadas recuperaron el control de la población y del paso del río hasta el final de la contienda en mayo de 1865, momento en que fue ocupada for las fuerzas unionistas que incluían el Regimiento Negro de los EE.UU. En 1885 recuperó el nombre de Hidalgo.
Curso seco del río en la actualidad, el meandro de La Bolsa era un recodo del Río Grande orientado hacia el norte en el límite entre los condados de Hidalgo y Cameron. El 4 de febrero de 1860, el ranchero mexicano Juan Cortina, quien también fuera político, dirigente militar, forajido y héroe popular, atacó el vapor Ranchero, que navegaba río abajo en dirección a Brownsville cargado de plata. Este fue uno de los acontecimientos principales de lo que a veces se denomina como la «Guerra de Cortina», un conflicto armado entre diversos grupos de dirigentes locales que se solapó con la Guerra de Secesión estadounidense cuando ésta alcanzó El Valle en 1861. En el vapor había soldados procedentes de los barracones de Ringgold, a bordo para proteger el valioso cargamento, mientras que varios rangers de Texas cabalgaban siguiendo la embarcación por la ribera norte del río para mayor seguridad. También salieron a su encuentro desde el este un contingente compuesto de más rangers y de la Caballería de los EE.UU. desde el Fuerte Brown. Todas estas agrupaciones convergieron en La Bolsa. Cuando el Ranchero entró en el estrecho recodo del río, los cortinistas abrieron fuego desde la ribera sur, y las fuerzas a bordo respondieron con las descargas de sus carabinas y de dos cañones. Mientras Cortina preparaba un segundo envite, el Coronel John S. «Rip» Ford y los rangers de Río Grande City cruzaron el río a bordo del Ranchero y cargaron contra las posiciones de Cortina, que se retiró con su contingente dejando muchos muertos detrás. El Ranchero entregó su cargamento al Fuerte Brown, pero como consecuencia del incidente, el Ejército de los Estados Unidos envió al teniente coronel Robert E. Lee desde San Antonio hasta el Río Grande con órdenes de informar a las autoridades mexicanas de que, si no eran capaces de contener las actividades de Cortina, el Ejército de los Estados Unidos entraría en México para hacerlo en su lugar. Juan Cortina se retiró al sur, hacia el interior del país, durante un tiempo, pero regresó a la frontera en 1861 como oficial de la Unión para reemprender su guerra particular contra sus contrincantes locales, en concreto el comandante confederado Santos Benavides.
Uno de los muchos ubicados a lo largo de la Carretera Militar, el Rancho Havana se fundó en 1767 con el nombre de la ciudad portuaria española de la isla de Cuba. Cuando irrumpió la Guerra de Secesión estadounidense, el rancho se vio atrapado en la contienda. Generaciones enteras de vaqueros y trabajadores habían nacido y vivido en el rancho, y entre ellos se encontraba Patricio Pérez, un avezado jinete al igual que la mayoría de vaqueros. Tras el intento secesionista de Texas en 1861, muchos tejanos utilizaron la destreza con sus monturas para unirse a los confederados como jinetes de la caballería, pero Patricio Pérez se mantuvo fiel a la Unión y, cuando las tropas federales ocuparon El Valle en 1863, Pérez cabalgó hasta Brownsville, donde se alistó en el Regimiento Segundo de la Caballería de Texas como uno de los numerosos que se afiliaron a la fuerzas federales. Se le entregó el uniforme regular, un sable y un revólver, pero una fotografía de la época del conflicto bélico le retrata con un amplio sombrero mexicano en vez del tocado militar reglamentario. Pérez alcanzó el rango de sargento en 1864 y el Segundo Regimiento sirvió en la zona de Brownsville hasta que fue movilizado a Nueva Orleans en julio de 1864, permaneciendo en La Luisiana y Mississippi hasta el final de la contienda. Los hombres del regimiento, con el sargento Pérez entre ellos, fueron desmovilizados en noviembre de 1865, con lo que regresó al Rancho Havana y a su vida como vaquero y ranchero. Murió en 1908, habiendo superado la los setenta años de edad, y su cuerpo descansa en el cementerio del lugar junto con el de su esposa Martina.
Durante siglos, este remoto lugar fue el destino por igual de indios norteamericanos, colonos españoles, comerciantes mexicanos y angloamericanos que venían en busca de esta rica fuente de valiosos cristales blancos. En La Sal del Rey se encuentra un gran lago salado que constituía el suministro principal de sal del Sur de Texas durante la Guerra de Secesión estadounidense. Además de su valor en la mesa, la sal era el medio más habitual para la conserva de la carne y el pescado. El ganado de reses, mulas y caballos también lo necesitaban, y los blancos cristales se utilizaban para curtir el cuero utilizado en la confección de calzado, arneses y otros efectos militares. Desde allí se encaminaban cargamentos en carruajes que se dirigían a Brownsville para ser embarcados en Matamoros y Bagdad y, en dirección contraria, las carretas que habían descargado el algodón en Brownsville a menudo se detenían allí para cargar sal destinada a su envío al centro y al este de Texas. En 1863, las fuerzas unionistas destruyeron las instalaciones de las salinas pero al año siguiente, cuando los confederados recuperaron el control sobre El Valle, utilizaron La Sal del Rey como lugar de tránsito de tropas y reabrieron las minas. El nombre del lugar en español, La Sal del Rey, hace referencia al hecho de los valiosos recursos de este mineral eran propiedad del monarca durante la época colonial. Después de la Guerra de Secesión, se desarrolló una controversia legal sobre la propiedad del lago, que llevó al Estado de Texas a establecer que los derechos de explotación del mineral constituían propiedad privada y no un bien público. La extracción de sal continuó en La Sal del Rey hasta la década de 1940 y en la actualidad es una reserva natural federal que conserva un aspecto muy similar al que tenía en la década de 1860.
Museo de Historia del Sur de Texas (MOSTH)
Con su torre erigida en el lado norte de la plaza de los juzgados de Edinburg, el Museo de Historia del Sur de Texas (MOSTH, por sus siglas en inglés), constituye un hito singular en la región. Acreditado por la Alianza Estadounidense de Museos, el museo ocupa toda una manzana con edificios de estilo español y zonas de estacionamiento ajardinadas. Fundado originalmente en 1910 como prisión del condado y refundado en 1967 como Museo Histórico de Hidalgo, en la actualidad nos ofrece el legado histórico del Sur de Texas y el Noreste de México, conservado hasta nuestros días en su colección permanente, sus archivos y sus exposiciones, que se extienden desde la prehistoria hasta el siglo XX. Sus colecciones incluyen un importante fondo museístico relacionado con la Guerra de Secesión estadounidense, con sables, carabinas y otras armas, así como proyectiles procedentes del Rancho Palmito y otros restos del último enfrentamiento armado de la Guerra de Secesión, que tuvo lugar allí, cerca de Brownsville, en mayo de 1865.
Este rancho, junto con el Cementerio Eli Jackson, se extiende en la riba del Río Grande, y fue propiedad de Nathaniel Jackson, quien se mantuviera leal a la causa unionista durante la Guerra de Secesión estadounidense. En la década de 1850, Jackson abandonó Alabama en compañía de su esposa afroamericana Matilda Hicks y su hijo Eli, así como de otros hijos ya adultos, esperando escapar de la intolerancia contra los matrimonios interraciales que habían tenido que soportar en el sur de los EE.UU. Les acompañaban también once afroamericanos liberados, y en 1857 Jackson estableció su rancho en terrenos de una antigua concesión española. Se dice que la propiedad se convirtió en refugio de esclavos huidos, venidos desde otros lugares de Texas y del sur profundo. En la actualidad, mucha gente ha oído hablar del tren subterráneo que acarreaba esclavos hacia la libertad en los estados norteños del país y al Canadá, pero pocos saben de la ruta hacia la libertad que existía en dirección a México. El Rancho Jackson se encontraba cerca de una carretera militar que unía el Fuerte Ringgold con el Fuerte Brown, y fue visitado por tropas tanto confederadas como unionistas durante su lucha por controlar el bajo Valle del Río Grande en 1863 y 1864. Jackson falleció en 1865, el mismo año en que su hijo Eli estableció el cementerio familiar donde los restos mortales de sus familiares ahora descansan. Nathaniel Jackson yace en una tumba sin identificar.
A mediados de la década de 1860, el Rancho Santa Anita, que fuera propiedad del comerciante y ganadero irlandés llamado John McAllen, era una de las muchas explotaciones en el condado de Hidalgo. Los abundantes pozos de agua que en él había confirieron al lugar un atractivo natural para transportistas, viajeros y soldados. Con negocios en Matamoros, Brownsville y Edinburgh (Hidalgo en la actualidad), McAllen era ciudadano británico y se declaró neutral en la Guerra de Secesión estadounidense. Él, su hijo James y su hijo adoptivo John Young suministraban carne, cueros y sebo a unionistas y confederados por igual. Durante la ocupación unionista de El Valle entre 1863 y 1864, la tropa de caballería acampaba en varias ubicaciones dentro de su Rancho Santa Anita y en otras de sus propiedades en el Sur de Texas. Los federales interceptaban patrullas del enemigo e intentaban desbaratar los convoyes de carretas que transportaban algodón y sal hasta México. Las propiedades de rancheros que tenían reconocidas simpatías por la Confederación eran a menudo saqueadas e incendiadas pero, a causa de la posición neutral de su dueño, Santa Anita no sufrió estas calamidades.
El Rancho Webber y su cementerio se extienden en la riba del Río Grande cerca de la antigua Carretera Militar, al sur de Donna en el condado de Hidalgo. John Ferdinand Webber, originario del Estado de Vermont, fue uno de los primeros colonos angloamericanos llegados a Texas. En 1832, residió en Wells Prairie, al sur de Austin, lugar que acabaría desarrollándose hasta convertirse en la localidad de Webberville. Allí compró la libertad de Silvia Hector, una mujer esclava afroamericana, con la que se casó adoptando a sus hijos. A medida que más colonos procedentes del sur profundo de los EE.UU. se establecían en la región, la discriminación contra Webber y su familia se acrecentaba y en 1853 se desplazaron hasta la frontera, donde se daba una actitud de mayor tolerancia racial. Aquí, Juan Fernando Webber, tal como se le conocía entre los lugareños, adquirió terrenos pertenecientes a las concesiones de tierras españolas y estableció su rancho. Durante la Guerra de Secesión, Webber y su creciente familia permanecieron leales a la Unión y, por su propia seguridad, cruzó la frontera a México cuando las tropas confederadas ocuparon El Valle. En junio de 1864, las fuerzas rebeldes bajo el mando de John S. «Rip» Ford y Santos Benavides repelieron a las tropas federales hasta su acuartelamiento en Brownsville y, en el rancho, los confederados arrestaron a los hijos de Webber como simpatizantes unionistas. Uno de ellos, sin embargo, consiguió escapar a caballo hasta Brownsville y explicó al mando federal que Ford sólo tenía unos sesenta hombres. Esto propició el envío de tropas para encarar al enemigo, pero Ford atacó primero, dispersando las fuerzas yanquis. John Webber regresó a su rancho antes del final de la guerra y falleció allí en 1882. Su esposa, conocida como «Aunt Puss» le sobrevivió durante nueve años y ambos yacen en el cementerio del rancho, junto con otros familiares y peones del rancho.
Regimiento Negro de los EE.UU.
Tres regimientos pertenecientes al U.S.C.T. (siglas en inglés de United States Colored Troops, un contingente conocido como el «Regimiento Negro»), entraron en El Valle en el otoño de 1864. Acuartelados en la Isla de Brazos Santiago, este cuerpo fue organizado después de que el presidente Abraham Lincoln promulgara la Emancipación de los esclavos en Estados Unidos en 1863. Un destacamento la 62 de Infantería combatió a los confederados en la Batalla de Rancho Palmito el 13 de mayo de 1865. Dos semanas después, el 30 de mayo, la 62 y otras unidades del ejército se desplazaron hasta Brownsville y ya para entonces casi 16 000 veteranos del regimiento negro del 25º Cuerpo del ejército habían llegado desde City Point, Virginia. Pronto fueron desplegados, distribuyéndose entre los fuertes Brown, de Brownsville, Ringgold, de Río Grande City, McIntosh, de Laredo, y Ducan, de Eagle Pass, así como en otros emplazamientos menores, a fin de evitar que los antiguos confederados establecieran un gobierno en el exilio y un ejército en México. Posteriormente, el Regimiento Negro y sus sucesores, los llamados «soldados búfalo» (tal como los denominaban los indios de las praderas) patrullaron la frontera para evitar que la violencia que se desarrollaba en México se propagara a través de la frontera en los Estados Unidos, así como para disuadir a bandidos e indios de atacar a las comunidades locales. Los soldados negros se ajustaron bien al árido terreno desértico y a la diversidad cultural de El Valle, tal como reflejó el sargento mayor Thomas Boswell de la 116: «Si nuestro regimiento permanece aquí tiempo suficiente acabaremos hablando todos español, porque estamos aprendiendo muy rápido». La última compañía del Regimiento Negro, la 117, abandonó el Río Grande en julio de 1867.